Obesidad y NCDS

Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en el mundo, responsables de casi un tercio de todas las muertes y de más de 400 millones de años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD) anuales. La obesidad es un importante factor de riesgo de las principales enfermedades cardiovasculares: 

• Cardiopatía isquémica e ictus: El Atlas revela que los países con las tasas de obesidad más elevadas también tienden a experimentar tasas más altas de enfermedades cardiovasculares. La inflamación sistémica y el aumento de lípidos en sangre asociados a la obesidad aceleran la aterosclerosis, lo que provoca infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares.
• Hipertensión: La obesidad contribuye al 65-78% de los casos de hipertensión. 
• Insuficiencia cardíaca: El exceso de peso agrava afecciones como la hipertrofia ventricular izquierda y la inflamación sistémica, contribuyendo a aumentar los casos de insuficiencia cardiaca. 

La diabetes de tipo 2 (DMT2) está estrechamente relacionada con la obesidad: aproximadamente el 80% de los pacientes con DMT2 son obesos. La obesidad grave aumenta el riesgo de desarrollar una DMT2 en un 70-75% a lo largo de la vida.

• El Atlas Mundial de la Obesidad 2025 muestra que, en 2021, la T2D provocó altos niveles de mala salud y muerte prematura en el Sudeste Asiático, lo que probablemente se deba en parte a la obesidad.
• La relación entre obesidad y T2D es especialmente preocupante en países con una preparación sanitaria limitada: más de 67 países no cuentan con ningún indicador clave de preparación del sistema sanitario o sólo cuentan con uno.

La obesidad es un factor de riesgo reconocido de al menos 13 tipos de cáncer, y contribuye al 4-8% de todos los nuevos casos de cáncer en el mundo. Los datos del Atlas constituyen una dura advertencia:

• Es probable que las regiones con las proyecciones de obesidad más elevadas experimenten un aumento de los cánceres relacionados con la obesidad, incluidos los cánceres colorrectal, de endometrio y de mama.
• Los atlas anteriores también destacan la carga económica y sanitaria de los cánceres provocados por la obesidad, ya que las afecciones relacionadas con la obesidad representan una proporción significativa de los costes sanitarios y las pérdidas de productividad.

La obesidad agrava las enfermedades respiratorias crónicas, como el asma y la apnea obstructiva del sueño. El Atlas refuerza este vínculo mostrando:

• Los países con tasas de obesidad crecientes se enfrentarán a mayores retos en la gestión de las afecciones respiratorias, sobre todo en regiones como África y el Sudeste Asiático, donde los sistemas sanitarios ya están bajo presión.
• El Atlas reclama enfoques sanitarios integrados que aborden la obesidad como factor crítico en la prevención y el tratamiento de las enfermedades respiratorias crónicas.

La obesidad es una de las principales causas de enfermedades digestivas, entre ellas:

• Enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD): Se calcula que hasta el 90% de las personas con obesidad grave pueden padecer esteatosis hepática asociada a la función metabólica, lo que subraya la necesidad de estrategias sanitarias sólidas para gestionar esta creciente carga.
• Pancreatitis y enfermedad inflamatoria intestinal (EII): La obesidad aumenta el riesgo y la gravedad de estas afecciones. El Atlas destaca los países que tienen políticas inadecuadas contra la obesidad, es probable que estos mismos países pronto luchen con el aumento de la carga de enfermedades digestivas.

La obesidad contribuye al deterioro cognitivo y a un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas:

• Enfermedad de Alzheimer: Las pruebas sugieren que la obesidad en la mediana edad es un importante factor predictivo de la enfermedad de Alzheimer en etapas posteriores de la vida, especialmente en regiones con poblaciones que envejecen y tasas de obesidad en aumento.
• Esclerosis múltiple (EM): la obesidad durante los periodos críticos del desarrollo aumenta el riesgo de EM. El Atlas destaca que se necesitan cambios sistémicos en los entornos alimentarios y las políticas sanitarias para reducir estos riesgos.

Está demostrado que existe una estrecha relación entre la obesidad y los trastornos mentales, como la depresión y la ansiedad. La carga mecánica del exceso de peso también agrava los trastornos musculoesqueléticos:

• Osteoartritis: El aumento previsto de la obesidad provocará probablemente un incremento de los casos de osteoartritis, sobre todo en los países cuyos sistemas sanitarios no están preparados para ofrecer una atención integral y sin estigmas contra la obesidad.
• Depresión y ansiedad: El estigma y la discriminación de la obesidad contribuyen significativamente a los malos resultados en salud mental. Es necesario un planteamiento que abarque a toda la sociedad para hacer frente a las repercusiones de la obesidad en la salud física y mental.